Hoy hacemos un viaje a nuestros orígenes para recordar como empezó todo. El año 1980, un grupo de jóvenes del barrio ocupó una casa abandonada en la calle Miquel para crear el primer Casal de Jóvenes de Sant Boi. Esa experiencia fue corta, puesto que solo estuvo en funcionamiento un año antes del desalojo, pero dejó una huella imborrable: la convicción que los espacios se pueden transformar si ponemos compromiso y acción comunitaria. Esa iniciativa plantó la semilla de la acción comunitaria que todavía hoy impulsamos.
Un nuevo futuro para las casas
32 años después, la Fundación Familia y Bienestar Social nos ofreció la cesión de estas casas, que eran propiedad de la Generalitat. Asumimos el reto de restaurarlas y convertirlas en un espacio abierto en el barrio, con el mismo espíritu de transformación colectiva de aquellos primeros jóvenes.
¡Manos a la obra!
La rehabilitación de las casas fue posible gracias a muchas manos y esfuerzos compartidos: personas voluntarias, entidades y empresas que hicieron realidad este proyecto. Algunos jóvenes incluso se formaron y trabajaron en la restauración, dando una nueva vida en el espacio y adquiriendo nuevas oportunidades.
Un espacio vivo y comunitario
Con la fuerza colectiva de muchas personas y entidades, las rehabilitamos y hoy son las Casas Comunitarias, un oasis para el barrio: un espacio de encuentro, aprendizaje y convivencia. Con su patio y espacios abiertos, son un punto de convivencia donde nos relacionamos, aprendemos y compartimos, haciendo del barrio un lugar más vive y acogedor.
Este es nuestro camino: transformar, construir y hacer comunidad. 40 años después, aquella semilla sigue viva.