Los últimos datos publicados por el IDESCAT confirman una realidad alarmante: la tasa de riesgo de pobreza infantil en Cataluña sigue aumentando y ya llega al 34,8%. Esta cifra, que no ha dejado de crecer en los últimos tres años, nos obliga a poner el foco en la infancia como colectivo especialmente vulnerable. A pesar de que la tasa general de pobreza o exclusión social (AROPE) en Cataluña muestra una ligera tendencia a la baja (24%, cuatro décimas menos que el año anterior), esta mejora no llega a los niños, que continúan pagando el precio más alto de un sistema que no los protege.

Datos clave de la pobreza en Cataluña

  • 34,8% de los niños se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social.
  • 24% de la población catalana está en riesgo de pobreza, a pesar de la ligera mejora global.
  • Más del 60% de las personas sin ingresos del trabajo están en situación de vulnerabilidad.
  • Las pensiones son insuficientes para garantizar una vida digna a muchas personas grandes.

Una pobreza estructural y cronificada

La Encuesta de Condiciones de Vida también evidencia que la pobreza no afecta todo el mundo por igual. Además de la edad, el acceso a una vivienda digna y a un trabajo estable son factores determinantes para evitar la situación de vulnerabilidad. Las personas sin ingresos del trabajo tienen más riesgo de pobreza y exclusión, y el hecho de tener hijos continúa siendo un factor de empobrecimiento para muchas familias. Además, las personas grandes se encuentran con pensiones insuficientes para hacer frente al coste de la vida, hecho que agravia su situación de vulnerabilidad.

Miriam Rodríguez, jefe de infancia y familias de Marianao, explica que «vemos cada día niños y jóvenes que crecen en situaciones de precariedad, condicionando su bienestar y sus oportunidades de futuro.» Estas situaciones no solo se reflejan en dificultades económicas, sino que trastocan toda su vida: afectan la salud, la educación y su desarrollo emocional. «La pobreza no es solo una cuestión de recursos económicos, sino que es una herida abierta en la sociedad que deja cicatrices profundas en el futuro de los niños», añade Rodríguez.

La pobreza es una herida abierta en la sociedad que deja cicatrices profundas en el futuro de los niños

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Los datos sobre la pobreza ponen de manifiesto una realidad que desde *Marianao conocemos bien: niños y jóvenes que viven en condiciones de vulnerabilidad ven limitadas sus oportunidades de futuro, mientras que muchas familias, a pesar de tener trabajo, no consiguen salir de la pobreza. Las personas grandes también se ven afectadas, con pensiones insuficientes para cubrir sus necesidades básicas. Pero la pobreza infantil no es un hecho inevitable: es el resultado de un sistema económico y político que prioriza el capital por encima de las personas. Un modelo neoliberal que genera desigualdad y excluye sistemáticamente los más vulnerables.

No podemos permitir que esta situación se normalice. El empobrecimiento de la infancia es una responsabilidad colectiva. Las condiciones en que crecen nuestros niños no solo dependen de las políticas públicas, sino también del compromiso de toda la sociedad para garantizarlos un futuro digno. Esto implica exigir medidas estructurales, pero también reforzar el tejido comunitario y las redes de apoyo que protegen los más vulnerables.

¿Qué podemos hacer ante esta realidad?

Desde Marianao trabajamos para garantizar oportunidades educativas y acompañamiento socioemocional en los niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad, pero sabemos que hace falta una respuesta estructural para revertir esta tendencia. En este sentido, apoyamos a las reivindicaciones de la Tabla del Tercer Sector Social, que reclama medidas urgentes como:

  • Desplegar y dotar económicamente la Estrategia de Lucha contra la Pobreza Infantil y la Estrategia para la Inclusión Social.
  • Aumentar la inversión en infancia hasta el 2,5% del PIB, en línea con la media europea.
  • Reforzar las medidas de apoyo a la crianza, acompañamiento a las familias y acceso a la vivienda para personas en situación de vulnerabilidad.
  • Fomentar una red de apoyo comunitario para garantizar que ningún niño se quede atrás.

La pobreza no es inevitable: es el resultado de decisiones políticas y sociales que podan y tienen que cambiar. Es una realidad que nos interpela a todas. Desde *Marianao, seguiremos trabajando para garantizar que ningún niño crezca sin oportunidades y para que esta emergencia social esté en el centro del debate público.